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De relaves abandonados a oportunidades: un giro social en la minería chilena

Por Carla Tapia, gerenta de operaciones de Shimin Ingeniería. Docente PUC #SoyPromociona

Por: Carla Tapia, gerenta de operaciones de Shimin Ingeniería. Docente PUC #SoyPromociona | Publicado: Viernes 13 de diciembre de 2024 a las 10:00 hrs.
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Carla Tapia, gerenta de operaciones de Shimin Ingeniería. Docente PUC #SoyPromociona

En Chile hay 757 depósitos de relaves, de los cuales 467 están inactivos y 173 abandonados, según la Fundación Chile. Tras la tragedia de Brumadinho en 2019, el Consejo Internacional de Minería y Metales estableció un estándar global para la gestión de relaves. Éste busca mejorar la transparencia en el manejo y control de depósitos, brindando más información a las comunidades para prepararse ante emergencias y fomentando que las mineras actúen con responsabilidad social y se comprometan a altos estándares de seguridad.

Por otra parte, el cambio climático plantea nuevos retos en el diseño y operación de los depósitos. Los eventos climáticos extremos obligan a las empresas a aumentar los factores de seguridad para prevenir fallas por crecidas, lo que requiere mayor inversión en depósitos operativos y en proceso de cierre. Más allá de los aspectos técnicos, hay un componente social crucial: muchas comunidades que viven cerca de estos depósitos enfrentan riesgos directos, por lo que una gestión adecuada es vital para su bienestar.

En respuesta a estos desafíos y a las demandas del mercado, el reprocesamiento de relaves ha ganado relevancia. Aunque no soluciona completamente el problema, contribuye a mejorar la gestión de los depósitos. Permite recuperar minerales valiosos que quedaron en los relaves tratados hace décadas, cuando la tecnología no aprovechaba su máximo potencial, como el cobre y el hierro. Además, informes de Cochilco y universidades como la UBO han identificado tierras raras, como los lantánidos, abriendo nuevos negocios.

El reprocesamiento ofrece una oportunidad, ya que permite reactivar depósitos abandonados o inactivos, atrayendo inversiones para modernizar las instalaciones y mejorar el control de riesgos. Muchos de estos depósitos están cerca de asentamientos, facilitando la reactivación económica en áreas antes dependientes de la minería. Brasil ha liderado esta tendencia, y Chile comienza a adoptarla, aunque enfrenta barreras normativas.

El desafío de los depósitos en el contexto del cambio climático requiere un enfoque que priorice el impacto social. Iniciativas como el reprocesamiento no solo responden a necesidades tecnológicas, sino que brindan una oportunidad para generar beneficios sociales, reactivar economías locales y asegurar que las comunidades vivan en condiciones más seguras y sostenibles. ¿Estamos preparados como país para aprovechar estas oportunidades y transformar los desafíos de los relaves en un motor de desarrollo?

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